La diversidad y autenticidad de la isla mariposa y sus dependencias le dejarán sin aliento. La Grande Terre, cubierta por caña de azúcar, también se destaca por sus balnearios y espléndidas lagunas de color turquesa, muy preciadas por los practicantes de kite surf, jet ski y windsurf. En cuanto a la Basse Terre, con su naturaleza exuberante, le brindará una dulzura de vida así como la oportunidad de descubrir los suntuosos fondos marinos de la reserva Cousteau o los senderos y las cascadas del parque nacional que arropa el volcán de La Soufrière. Hasta los más inquietos quedarán saciados tras echarles un vistazo a los numerosos sitios históricos, fuertes, destilerías y al Mémorial ACTE. La magia del mestizaje se revela tanto en los restaurantes criollos como en los chiringuitos de «bokits» donde se saborean los productos de la pesca, frutas y verduras locales.
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